domingo, 28 de octubre de 2012

La validez científica de la terapia ABA

La terapia ABA es el tratamiento con mayor evidencia científica de eficacia en el campo del retraso del desarrollo. El precursor de dicha validez científica fue Ivar Loovas, un psicólogo clínico de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA) que en el año 1987, publicó un artículo en el "Journal of Consulting and Clinical Psychology", titulado "Terapia Conductual y funcionamiento educativo normal en niños jóvenes con autismo", en el describe su trabajo de investigación que inició en 1970 con 38 niños diagnosticados de autismo que dividió en dos grupos, uno de control que recibió diez o menos horas semanales de tratamiento y otro experimental de tratamiento intensivo con más de cuarenta horas semanales de tratamiento y donde se incluía formación a padres y una participación activa de los mismos. Ambos grupos, estuvieron dos años con el tratamiento.

A todos los niños se les realizó una evaluación previa en inteligencia y desarrollo. Al cabo de los dos años de tratamiento se volvieron a evaluar: los niños del grupo con cuarenta horas semanales aumentaron su cociente intelectual con un promedio general de 30 puntos, nueve de ellos habían podido completar el primer curso en la escuela ordinaria, sin ningún tipo de ayuda o asistencia especial y con un cociente intelectual dentro de la media. Ocho niños más completaron el primer curso en un aula para niños con retraso del lenguaje y su cociente intelectual era clasificado de retraso leve. Solo dos de los niños fueron incluidos en aulas para niños autistas y fueron clasificados de retraso severo.

Del grupo control con diez horas de tratamiento semanales, solo un niño alcanzó un rendimiento intelectual promedio y pudo ser incluido en una clase ordinaria.

A su vez estos dos grupos se compararon con otro grupo de 21 niños quienes recibieron exclusivamente tratamientos en la comunidad y no formaron parte del proyecto. De estos niños, ninguno de ellos alcanzó un rendimiento intelectual promedio.

Desde entonces ha habido numerosos estudios que han replicado este trabajo de Loovas, todos ellos con muy buenos resultados.

La terapia ABA ha demostrado a través de decenas de trabajos de investigación científica que aplicada a una edad temprana (entre los 2 y los 5 años) y de manera intensiva (no menos de 20-30 horas semanales) se convierte en el tratamiento de mejor pronóstico para niños con trastorno del desarrollo.

Puedes consultar el artículo completo traducido al castellano en:

sábado, 27 de octubre de 2012

Señales de alerta para la identificación temprana de los niños con autismo

No todos los niños con trastornos del desarrollo (TGD) presentan todos los síntomas, pero si algunos de ellos:



















Otros síntomas a considerar:



No puede explicar lo que él/ella quiere
- Las habilidades linguísticas se desarrollan lentamente o existe un retraso en el habla
- No siguen instrucciones
- A veces, parece estar sordo
- No señala
- Solía decir algunas palabras o balbuceaba, pero ya no
- No sabe como jugar con los juguetes
- No sonríe cuando alguien le sonríe
- Hace las cosas por él/ella
- Es muy independiente para su edad
- Parece estar en su “propio mundo”
- Pasa mucho tiempo alineando cosas o poniéndolas en un orden determinado


Las imágenes del siguiente vídeo ilustran algunos comportamientos que son clave para la identificación temprana de los niños con autismo:


viernes, 26 de octubre de 2012

Indicadores de desarrollo típico

Es muy común entre los padres, sobre todos los primerizos que os preguntéis ¿qué es lo que realmente tendría que hacer mi hijo para la edad que tiene? ¿como se yo que si realmente tiene un retraso? Evidentemente quien mejor os puede guiar es vuestro pediatra, y además hay infinidad de publicaciones y manuales sobre psicología evolutiva que os pueden dar respuesta.

Nosotras desde aquí, queríamos dejaros estos indicadores de desarrollo típico que nos parecen relevantes y que de forma clara y sencilla os pueden ayudar:


Están extraidos de www.cdc.gov/pronto donde podéis encontrar más información al respecto.

jueves, 25 de octubre de 2012

La importancia de la intervención temprana

Si hay algo en lo que la mayoría de profesionales que trabajan con niños y niñas con trastorno del desarrollo están de acuerdo es en que una vez detectados los primeros síntomas, cuanto antes se produzca la intervención, mejores resultados se obtendrán y mejor será el pronóstico de ese niño/a.

Pero os preguntareis, si, pero ¿por qué?, ¿no es mi hijo muy pequeño para empezar una terapia? ¿no podríamos esperar? quizá solo sea un retraso en su desarrollo que con el tiempo puede que se solvente, ¿no es mejor esperar a tener el diagnóstico definitivo?, estas y otras cuestiones son comunes entre los padres de los niños y niñas con los que trabajamos, por eso vamos a intentar desde aquí daros la información que necesitáis para saber porque es tan importante una intervención temprana.
Durante el primer año de vida, el desarrollo y adquisición de habilidades de un bebé típico y uno con trastorno del desarrollo transcurre casi en paralelo, es a partir de los doce meses cuando comienzan a ser palpables las primeras sospechas, los padres y la familia en general sois los primeros en daros cuenta de qeu algo no esá yendo como debería, pero aún han de pasar muchos meses hasta que se de con un diagnóstico.

Cuanto más tiempo pase sin que se intervenga, más difícil será alcanzar las habilidades ya que la distancia con el desarrollo típico se irá haciendo cada vez mayor.

El trabajo que realizamos desde la terapia ABA, consiste en fomentar todas aquellas habilidades que el niño no tiene y debería tener de acuerdo a su edad cronológica,  habilidades que en edades tan tempranas son un prerrequisito para la posterior adquisición de otras más complejas. Por ejemplo, si el niño no mira a los ojos o no imita, en un futuro será muy difícil que aprenda a hablar.

Suele ser común que se le reste importancia a que el niño no imite o no mire a los ojos, pero cuando llega el momento en el que debería hablar y no lo hace es cuando la intervención cobra mayor urgencia, y en ese momento nos damos cuenta que hemos perdido un precioso tiempo ya que deberemos comenzar por enseñar imitación y contacto ocular para llegar al lenguaje.

No es lo mismo enseñar a un niño habilidades que le corresponderían por su edad, que esperar más tiempo y tener que empezar a trabajar esas habilidades que cronológicamente ya están desfasadas, el retraso en la adquisición se va acumulando y tardará más en alcanzar un desarrollo típico.

En está gráfica, vemos la diferencia entre un niño con desarrollo típico (naranja), un niño con trastorno del desarrollo sin intervención (azul) y otro con intervención temprana en terapia ABA (fucsia):

En definitiva, con la aplicación de una terapia ABA de forma temprana (entre los dos y tres años) e intensiva (durante al menos 2 años) trabajaremos para que el niño/a con trastorno del desarrollo: aumente sus capacidades intelectuales; reduzca sus conductas inadecuadas (por ejemplo rabietas); desarrolle lenguaje y tenga una integración en la escolarización ordinaria.