miércoles, 4 de octubre de 2017

El inicio de la intervención

Ha llegado el momento de iniciar la intervención, ya conocemos al niño y a la familia, se ha realizado la evaluación y hemos elaborado un PEI (Plan Educativo Individualizado) con todos los programas y objetivos que vamos a trabajar en el próximo año.

Para empezar a intervenir lo primero que necesitaremos será crear un listado de reforzadores con el que poder motivar al niño/a. Los reforzadores podrán ser primarios (comidas o bebidas favoritas) o secundarios o condicionados (sociales como por ejemplo las cosquillas o algún juguete u objeto preferido). Los padres seréis los que más nos podéis ayudar en este sentido diciéndonos las preferencias de vuestro hijo/a y facilitándonos todo aquello que le guste.

Una vez elaborado este listado os pediremos que todo lo que utilicemos en terapia para reforzar y motivar al niño/a no sea utilizado el resto del tiempo por la familia. Así, privando al niño/a del acceso a estas cosas que le gustan tanto, se motivará mucho más por conseguirlas cuando estemos trabajando en terapia. Por el contrario, si puede tenerlas en cualquier momento, no nos serán útiles ya que no le merecerá la pena realizar ningún esfuerzo por conseguirlas si después las tendrá sin tener que hacer nada a cambio.

Los primeros días, la terapeuta se dedicará a condicionarse positivamente con el niño/a, es decir, habrá mucho juego y demandas muy bajas que serán altamente reforzadas. Poco a poco se irá disminuyendo ese tiempo de juego en favor de ir aumentando demandas. 
  
Es importante tener en cuenta que lo primero que trabajaremos, será en la adquisición de las habilidades prerrequisitas, que son aquellas habilidades que el niño/a necesita tener para poder trabajar y adquirir otras. Por ejemplo, no es posible trabajar programas de mesa como puede ser el de igualación de objetos, si el niño/a no es capaz de permanecer sentado en una silla. Otro ejemplo es el enseñar al niño/a a imitar para poder después enseñar lenguaje.

Así, el conseguir el control instruccional de la terapeuta sobre el niño/a se convierte en el primer objetivo a lograr, para una vez conseguido, poder empezar a trabajar el resto de programas.

Consideramos un buen control instruccional inicial, conseguir contacto ocular, y que el niño/a se mantenga sentado correctamente en la silla y con sus manos quietas. A partir de aquí continuaremos trabajando en seguimiento de instrucciones como: levantante, sientate, ven aquí, etc... que ya formarán parte del programa seguimiento de instrucciones que acompañará al resto de programas que trabajaremos y que irán aumentando su dificultad a medida que vayamos avanzando.

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