martes, 27 de marzo de 2018

Mi hijo/a duerme conmigo: pautas para que prefiera su cama


Es lógico, que como padres, nos guste disfrutar de la compañía de nuestros hijos/as en la cama, y que ellos busquen y prefieran vuestra cercanía por múltiples motivos: protección, afecto, miedos, etc... pero ¿qué ocurre cuando esto se convierte en una costumbre?, muchas veces nos encontramos casos de familias que nos comentáis, que lo que empezó siendo algo ocasional, ha terminado siendo un hábito que resulta muy difícil de quitar y más para los niños/as con autismo a los que una vez establecida una rutina, tienen más dificultad para cambiarla. 

Hemos recopilado una serie de pautas para ayudar a que el niño/a duerma en su cama:

  1. Preparar el terreno para que el niño vaya a dormir. Se pueden prevenir interrupciones del sueño durante la noche si se llega a la cama con la digestión hecha, se evitan comidas copiosas y actividades físicas estimulantes, se modera la ingesta de líquidos y se crea un entorno agradable (temperatura templada, cama cómoda).
  2. Fomentar cierta rutina a la hora de ir a dormir ayuda a que el niño/a pueda anticipar lo que ocurrirá antes de que se produzca la separación para irse a la cama. Ponerse el pijama, lavarse los dientes, contar un cuento, cantar una misma canción, caricias, besos y mimos. De esta manera, se ayuda a que el niño/a aprenda a diferenciar cuando es el momento de estar con los adultos y cuál es la hora de irse a la cama.
  3. Objetos que tranquilizan. Un osito muy querido, una foto de papá y mamá, una mantita muy suave, un atrapasueños, o dejar la luz encendida, pueden ayudar a los niños a relajarse cuando se queden a solas en la habitación.
  4. Evitar ceder la cama. Si ante temores, pesadillas, despertares por diferentes motivos (malas digestiones, sed, necesidad de ir al baño) el niño/a acude a la cama de los padres y se lo permiten, se transmite el mensaje de que es posible dormir con ellos en determinadas circunstancias. De este modo, existe el riesgo de que el niño/a adopte el hábito de dormir con los padres.
  5. Fomentar la autonomía del niño/a a lo largo del día. Resulta positivo ayudar a los niños a hacer actividades propias de su edad por sí mismos (vestirse, comer, ordenar su habitación) para que adquieran autonomía y confianza en sus propias capacidades. De esta manera se previene el exceso de dependencia en los pequeños, lo que aumenta su tolerancia a la hora de dormir solos.
  6. Retirar los apoyos a la hora de dormir solos de manera progresiva. Es recomendable avanzar paso a paso hacia la meta de que los pequeños duerman toda la noche en su habitación. Existen varias opciones en este sentido, como en el caso de la transición de tumbarnos con el niño/a a sentarnos a su lado, acordar un tiempo para despedirnos o quedarnos un rato en la puerta, en lugar de todo el tiempo a su lado.
  7. Analizar y detectar si existen en la vida del niño/a factores de estrés o biológicos de carácter significativo que dificulten su tranquilidad e incidan en que no pueda conciliar el sueño al quedarse solo. Si así fuera, se recomienda realizar consulta a un especialista para poder mitigarlos.
  8. Crear momentos de unión en familia fuera del dormitorio. Si la separación del grupo familiar es la dificultad para renunciar a ese momento para irse a la cama, puede resultar útil para superarlo crear estos ratos en otro lugar de la casa antes de ir a dormir, como en el sofá. De ese modo, el hecho de dormir separados no supone una renuncia a los momentos de unión y afecto familiares.
  9. Confiar en que el niño/a lo conseguirá y darse cuenta de la importancia de que nuestro hijo/a crezca. La actitud de confianza de los padres con sus hijos es clave para transmitirles que son capaces de dormir solos.
  10. Favorecer un vínculo positivo con los niños. El exceso de inseguridad y temores puede deberse a que la relación de apego con los progenitores esté establecida de forma inadecuada. Por ello, los padres pueden plantear formas de favorecer una vinculación sólida y segura con sus hijos, que les permita explorar el mundo y estar tranquilos en su cama para abandonarse al sueño.


martes, 20 de marzo de 2018

Las agendas

Las estereotipias y conductas disruptivas de vuestro hijo suelen aumentar en los periodos de tiempo en los que el niño está aburrido o no está realizando actividad alguna.  Para ocupar esos periodos de tiempo podemos implantar las agendas de juego, o si queremos organizar su trabajo de manera rutinaria y estructurada introduciremos las llamadas agendas de actividades programadas

Una agenda es un conjunto de pistas visuales como dibujos, pictogramas o palabras escritas que ayudan al niño a implicarse en una serie de secuencia de actividades. Una agenda puede tener muchas formas, pero inicialmente suele ser una carpeta de anillas con dibujos o palabras en cada página que ayudan al niño a realizar las tareas específicas y a implicarse en las actividades. 

Los niños aprenden a: abrir sus agendas, pasar la página, señalar y/o mirar la actividad, obtener el material de dicha actividad o dar la tarjeta al adulto si es una interacción social y realizar la actividad. En un principio, el niño recibirá ayuda guiada por parte del adulto, la cual irá desvaneciéndose de manera gradual. 

Poco a poco se irá cambiando el formato para que las agendas se parezcan más a las nuestras, pasar de carpeta de imágenes a pistas escritas, luego a carpeta a lista, y por último sería utilizar las agendas electrónicas. 

Las ventajas de enseñar el uso de las agendas son las siguientes:

-Promover la independencia y autonomía:  disminuye la necesidad de la presencia de un adulto el cual guíe al niño a realizar las actividades.

-Fomentan la elección: los niños deciden los tipos de actividades diarias o de juego que quieren hacer.

-Promover las interacciones sociales: las agendas dan pistas para que los alumnos inicien interacciones sociales con las personas de su entorno.

-Promover la planificaciónson un sistema de ayudas para guiar al alumno a planificar y organizar su día.

-Reducción de las conductas problemáticas y autoestimulatorias.

Ejemplos de Agendas:





lunes, 12 de marzo de 2018

Las palabras de Julia

Me llamo Julia, y soy la madre de un pequeño de 2 años y medio, que tiene muchos rasgos que lo clasifican dentro del espectro autista.
Al ver que nuestro pequeño no avanzaba, y que su desarrollo era atípico, decidimos buscar unas terapeutas que trabajaran con él y le ayudaran a superar sus limitaciones.

Un amigo mío psicólogo, me recomendó la terapia ABA y aunque nos fue difícil encontrar sitios donde trabajasen con este método en Madrid, al final dimos con las maravillosas terapeutas de la Piezza del puzzle.

Nuestro niño lleva solo 2 meses de terapia, pero en este tiempo hemos visto muchos avances: nuestro hijo comenzó a repetir palabras, a imitar muchísimo, está más "despierto", contesta a su nombre, hasta los trastornos de alimentación que tenían se suavizaron un poco.
Seguiremos llevándolo a terapia el tiempo que haga falta, y esperamos que su evolución sea positiva.
Las terapeutas ademas, son muy cariñosas con los niños y eso también importa mucho!

                                                                                                                                                   Julia. E